La ciencia dice...
La cultura maya (III a.C. al XVI d.C)
es tal vez la más estudiadas entre las situadas en el periodo
precolombino. Ha despertado el interés de arqueólogos, antropólogos e
incluso astrónomos, debido a la multitud de legados dejados a nivel
social, cultural y de infraestructura, que en gran medida estuvieron
influenciadas por su mitología, asociada a deidades plasmadas en los
cuerpos celestes. Fue justamente esta influencia la que destacó a los
mayas como ávidos astrónomos observacionales, ya que consideraban
sagrado al cielo nocturno. Así, a pesar que no contaban con modernos
instrumentos de medición y observación, los mayas fueron capaces de
registrar a simple vista y con gran precisión varios fenómenos. Entre
otras cosas, determinaron los ciclos de Venus y la Luna, solsticios y
equinoccios, eclipses, el movimiento retrógrado de Marte y formular un
preciso sistema calendárico. Todo esto acompañado al desarrollo de las
matemáticas, de base vigesimal, y que utilizaba el cero, unidad que en
el Primer Mundo todavía no era descubierta.
Sobre la astronomía maya
A
pesar que mucha gente se ha empeñado en atribuir cualidades
sobrehumanas, mágicas y hasta ayudadas por extraterrestres para los
logros astronómicos mayas, mi primera aclaración viene a cuenta de que todo lo conseguido por la cultura maya es perfectamente conseguible por el ser humano, y hasta cierto punto, comparable a otras culturas antiguas. Sin embargo, debe considerarse cómo fue posible esto:
1)
Se requirieron observaciones de varios meses, únicamente para advertir
cambios experimentados por los objetos celestes. Luego más meses y
varios años, según lo observado, para determinar patrones cíclicos y
repetitivos en el tiempo.
2)
Todas las observaciones, al estar limitadas a la observación visual, se
restringían a cuerpos celestes visibles a simple vista. Por ello los
únicos registros observacionales provienen de la observación del Sol, la
Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, pero no más allá.
3)
Los mayas tuvieron mucho tiempo libre, y un equipo completo de
sacerdotes (la clase social habilitada para ejercer este rol de
"astrónomos" en la sociedad maya) para establecer observaciones y
corroborarlas.
4) Si bien los mayas no contaban con instrumentos astronómicos modernos, sí utilizaron instrumentos muy rudimentarios que sirvieron para propósitos de medición (ej. gnomon, tubos de zénit, cruz geométrica, etc.).
Cualquier astrónomo amateur puede dar fe de que sí es
posible establecer inferencias sobre sucesos astronómicos, únicamente
en base a observación y registro metódico. Si bien hoy contamos con más
conocimiento y tecnologías (ej. telescopios) para establecer tales
inferencias más rápido, la astronomía sin instrumentos modernos está
bien fundamentada, por ejemplo, en esta excelente guía: "Astronomy without a telescope". También puedes ver los siguientes artículos en mi web: Astronomía de día y Astronomía de noche.
Sobre la medición del tiempo
En
vista que los logros astronómicos mayas tienen perfecto asidero en las
capacidades humanas, estamos en presencia de una cultura destacada por
la constancia y el rigor observacional, pero al igual que muchas otras
culturas, otorgaba a la observación celeste un carácter religioso y
fuente de augurios (en nuestra jerga, homogeneidad entre astronomía y
astrología), asociando ciertos eventos celestes (ej. eclipses) como
previsor de guerras, de época de cosecha o necesidad de sacrificios
humanos para satisfacer a los dioses. Toda esta mitología actuó de base
para uno de los logros más famosos de la cultura maya: su calendario.

El
calendario maya tiene la curiosidad de estar formado por dos "cuentas"
distintas de días pero que transcurren simultáneas. El Tzolkin, de 260 días y el Haab, de 365 días, además de una Cuenta Larga
ininterrumpida, que parte desde el 11 de agosto del año 3114 a.C.
Dentro del complejo sistema de cuenta calendárica, los mayas fusionaron
el Tzolkin (presumiblemente basado en los ciclos de Venus) con el Haab
(que describe un año sidéreo común) en un instrumento llamada Rueda Calendárica,
consistente en 3 círculos concéntricos que dan como resultado un total
de 18.890 días cíclicos, donde uno de los días de la cuenta Tzolkin
coincide con uno de los de la cuenta Haab; asimismo, el ciclo de 18.890
días equivale a 73 ciclos del Tzolkin y 52 ciclos del Haab. El sistema
de cómputo ininterrumpido de la Cuenta Larga, que
contiene unidades de tiempo más elementales que no profundizaré (tunes,
katunes, baktunes, etc.) y tiene base vigesimal, resulta en mediciones
ordenadas en una sintaxis X.X.X.X.X (ej. 8.5.16.9.7, equivalente al 14
de julio del 156 d.C., según calendario Gregoriano).
En
vista que los baktunes son la unidad superior de tiempo combinable
(144.000 días), la máxima configuración posible por cada ciclo es
X.0.0.0.0 (ej. 2.0.0.0.0, 3.0.0.0.0, etc.), donde resulta que 13.0.0.0.0
equivale al catorceavo baktun y, dentro de la mitología maya, el inicio
de una nueva creación, nuestra entrada al sexto mundo (hasta ahora
estaríamos viviendo el quinto) y el regreso del dios Quetzalcoatl. La
fecha que corresponde a 13.0.0.0.0, en este contexto, es el 21 de diciembre de 2012.
¿Pero qué significa esto, exactamente? Simplemente la transición de un
ciclo antiguo a uno nuevo, en un marco estrictamente calendárico, tal
como para la sociedad contemporánea un 1 de enero es nuestra entrada a
un ciclo nuevo que proviene de uno antiguo -31 de diciembre-. Sin
embargo, el mero hecho que 21/12/2012 coincida con esta nueva serie de
144.000 días y la mitología asociada, ha sido fuente de disparatadas
ideas sobre un apocalipsis. Ahora consideremos 3 puntos importantes en
base a investigaciones serias sobre la cultura maya:
Sobre las supuestas profecías mayas
1) Los mayas NUNCA asociaron
el 13.0.0.0.0 (21/12/2012) con una catástrofe apocalíptica. Salvo su
significancia mitológica y carácter cíclico de la fecha, no existe
registro arqueológico alguno que pruebe tal afirmación. Apoyo esto en
una declaración especial vertida en el web de FAMSI (Foundation for the Advancement of the Mesoamerican Studies), que incluye 4 excelentes documentos PDF explicando el real significado de los calendarios mayas.
2) Las profecías mayas NO existen, no se registran en códice alguno. Son un invento originado en un programa de TV de 1999, llamado "Los Dueños del Tiempo. Las Siete Profecías Mayas",
producido por el arquitecto Fernando Malkún. No sólo antes de este
programa no se sabía nada de las supuestas profecías, sino que éstas
contradicen la propia concepción del mundo maya recogida por
investigaciones serias. Apoyo esto en un excelente análisis crítico que expone la deliberada creación profética por F. Malkún.
3) El sistema de medición del tiempo maya NO finaliza
en la sintaxis 13.0.0.0.0. Las unidades más usadas de cómputo fueron el
Kin, Uinal, Tun y Baktún (ver figura), pero también existieron otras
como el Piktún, que equivale a 20 baktunes (1 piktún= 2.880.000 días/7.890 años) o el kalabtún, que equivale a 20 piktunes (1 kalabtún= 57.600.000 días/157.808 años), de los que se hallaron breves registros, en fechas posteriores a 2012. Por ejemplo, la coronación de Pakal
(Rey de Palenque) aparece conectada a un evento que ocurre el año 4.772
d.C., equivalente a la sintaxis 1.0.0.0.0.8 (según recoge el Dr. Mark
Van Stone de FAMSI, en A look at the Creation,
p.95); de aquí se desprende que 13.0.0.0.0 no es el final del ciclo
calendárico completo que reinicie a 1.0.0.0.0, sino sólo el final de un
baktún, al cual seguirá 14.0.0.0.0, 15.0.0.0.0 y así sucesivamente hasta
20.0.0.0.0, puesto que la unidad Piktún comprende 20 baktunes.
Los escenarios apocalípticos
A
pesar de las fuertes evidencias que confirman tanto la factibilidad de
los logros astronómicos mayas, así como inexistencia de profecías o
significación apocalíptica de la sintaxis 13.0.0.0.0 (21/12/2012), se
han atribuido diversos escenarios catastróficos que podrían suceder .
Viendo en segundo plano el trasfondo maya, sólo quiero explicar los más
importantes y conocidos:
Apocalipsis 1: "Alineación galáctica"
Los mayas predijeron que el 21 de diciembre de 2012 el Sol va a recibir un fuerte rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia, que cambiará su polarización y producirá una gigantesca llamarada radiante"
* extraído de las supuestas 7 profecías mayas.
Este escenario predice que la Tierra se alineará con el centro de la galaxia el 21/12/2012, evento que sucede sólo cada 26.000 años yque
desencadenará un evento catastrófico. Pues bien: 26.000 años (más
precisamente 25.800) es el tiempo que tardan los polos terrestres en
describir una circunferencia entera en un movimiento de precesión. El efecto que
esto tiene es que cada 2.150 años (1/12 de 25.800) se va desplazando
una constelación zodiacal respecto a la eclíptica, hasta que al cabo de
25.800 años se repite el ciclo. Así, lo único que significa la frase "cada 26.000 años la Tierra se alinea con el centro de la galaxia", es que cada esa cantidad de tiempo el Sol vuelve a pasar por Sagitario (donde se ubica el centro galáctico), en
un mismo periodo específico (en este caso, entre mediados de diciembre y
mediados de enero). Pero, dado que la precesión es lenta, tanto en
diciembre de 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, etc., el Sol seguirá "alinéandose con el centro de la galaxia", porque seguirá pasando por Sagitario. Y si retrocedemos a antes de 2.150 años, el Sol seguirá "alineándose con el centro de la galaxia" en algún momento, en uno o más meses de retraso respecto a diciembre-enero, según cuánto retrocedamos.
Me tomé el trabajo de elaborar una secuencia de diagramas (figura
derecha, click para agrandar) que muestran las posiciones del Sol al
21/12, entre 2009 y 2014 . El primer detalle apreciable es que la
posición aparente del Sol el 21/12/2012 no está exactamente "alineada"
con el centro galáctico (situado en coordenadas A.R. 17h 45m 40s y DEC -29º 00' 28'' [Época J 2000.0]),
sino a unos 6º, y 2012 ni siquiera es el año de menor distancia angular
a ese centro, sino que 2021, según la trayectoria descrita. Esto
demuestra lo absurdo que resulta buscar alineaciones en base a algo tan
insignificante como la distancia angular, que no es más que un juego de
perspectiva según la posición del observador. Si omitimos este factor,
"alinearnos con la galaxia" sería tan simple como apuntar una línea al
centro galáctico, en la fecha que nos de la gana.
Apocalipsis 2: "Llamarada solar"
Los mayas predijeron que el 21 de diciembre de 2012 el Sol va a recibir un fuerte rayo sincronizador proveniente del centro de la galaxia, que cambiará su polarización y producirá una gigantesca llamarada radiante"
* extraído de las supuestas 7 profecías mayas.
En
base a esta predicción, se especula que una anomalía en nuestra
estrella la hará expulsar una llamarada gigante hacia la Tierra, tan
poderosa como para calcinarnos y/o provocar desastrosos efectos
climáticos que amenacen la vida en la Tierra, hipótesis que se ha visto
alimentada por el casual retardo del ciclo solar 24. Ha de aclararse un par de cosas: Primero, hablar de una "anomalía" o "enfermedad"
en el Sol implica decir que ésta es una estrella totalmente
sincronizada e inmutable en el tiempo, y ello no es así. El Sol tiene
ciclos de manchas solares que en promedio duran 11 años (ciclo Schwabe), pero ocasionalmente fueron tan cortos como 9 o tan largos como 13,6 (también existen otros ciclos como el Gleissberg [~88 años] o el Hallstatt [~2.300 años]). La
predicción de un próximo ciclo solar es compleja y no puede tomarse
como una estimación exacta. De hecho, si bien hace unos meses se
estimaba el máximo del ciclo 24 para el año 2012, la baja actividad
actual ha hecho retrasarla para mayo de 2013.
Los ciclos
solares
han sufrido irregulares importantes desde que comenzaron a medirse, por
lo que el retraso del ciclo 24 (por ejemplo) no es una justificación
para sostener que el Sol tenga una "enfermedad" o se vea sometido a una
anomalía que le haga eruptar una llamarada monstruosa. Han existido
periodos muy extensos de actividad mínima en el Sol, como el Mínimo de Maunder (1645-1715), el Mínimo de Sporer (1420-1570) o el Mínimo de Dalton (1790-1830), que efectivamente coincidieron con épocas de bajas temperaturas en la Tierra (como la "Pequeña Edad de Hielo"
durante el Maunder), aunque la relación entre ciclos solares y Tº
terrestres no es del todo clara; por otro lado, en los picos de
actividad solar siempre hay probabilidad de efectos colaterales en la
Tierra, como ocurrió en los máximos de 1989 y 2001, cuando fallaron
algunos satélites de comunicaciones y hubo apagones por sobrecargas
eléctricas.
Sin
embargo, todo esto no asegura que vaya a producirse ni una nueva Edad
de Hielo, o fallos en satélites (o algo peor) por una actividad solar
intensa del ciclo 24. Y aún si ello ocurriera, seguimos estando ante un
fenómeno natural con base científica, y no un caso excepcional basado en
una profecía maya (¡baste decir que durante el Maunder y los picos de
actividad de 1989/2001 no se acabó el mundo!)
Apocalipsis 3: "Acercamiento/colisión de Nibiru"
"Habrá en el cielo la aparición de un cometa que traerá transformaciones físicas muy bruscas en nuestro planeta. A partir de sus cálculos, los mayas aseguran que existen altas probabilidades de que el cometa choque con la Tierra"
* extraído de las supuestas 7 profecías mayas.
Esta
predicción es quizá la más "manoseada" y tergiversada de todas, porque
incluso se interlaza con otro asunto pseudocientífico. Aquí los mayas
supuestamente profetizan que un cometa se acercará (o colisionará) con
la Tierra, acarreando horribles catástrofes para la vida, desde una
extinción total a la reversión del campo magnético (aunque en otras
versiones se cita esto como un escenario independiente) que nos deje
expuestos a radiaciones letales. Veamos: Nibiru es uno de varios nombres que se ha dado a un objeto hipotético llamado Planeta X,
un cuerpo que interactúa con el Sistema Solar pero aún no ha sido
detectado por la gran distancia que se encuentra. También se le conoce
como Marduk (mitología babilónica), Ajenjo (referencias bíblicas) o Barnard I (por denominación astronómica), pero es mejor conocido como Hercólubus, y su popularidad surgió desde 1999, con la aparición del libro "Hercólubus o Planeta Rojo" de V.M. Rabolú (un seguidor del gnóstico y esotérico Samael Aun Weor).
En vista que ya dispongo un artículo desmitificando a Hercólubus,
no voy a profundizar en este tema, salvo destacar, en pocas palabras,
que este supuesto objeto puede ser una simple malinterpretación de la Estrella de Barnard
(Barnard I, V2500 Oph), una estrella enana roja en la constelación de
Ofiuco caracterizada por su rápido movimiento aparente anual (10,3''),
que la llevará a pasar a 3,8 años luz de la Tierra en 8.000 años, y
convertirse en la estrella más cercana al Sistema Solar, superando al
sistema Alpha Centauri.
Conclusiones finales.
Me
compadezco de los mayas. Fueron una cultura extraordinaria, compleja y
dueña de un extenso caudal de conocimientos acumulados, pero seguramente
ninguno imaginó los alcances y aprovechamientos a costa de su labor,
varios siglos después, y su obvia incapacidad de defenderse -desde la
tumba- de las malinterpretaciones. El 21 de diciembre de 2012 se
vislumbra como la nueva "fecha clave" de la Humanidad, tal como una vez
lo fue el 1 de enero de 2000, entre otras. Se la señala como una "Nueva Era", una "Época de Cambio", grandes catástrofes, la 2º venida de Cristo o simplemente el Apocalipsis.
Lo cierto es que sólo basta un análisis objetivo para darse cuenta que
esta fecha no tiene nada de especial y que los mayas, lejos de ser
profetas, entes sobrenaturales o creadores de un sistema que
deliberadamente señala el Final, fueron en realidad astrónomos
observacionales realizados, al punto que sus registros perduraron hasta
nuestros días.
Para finalizar, un par de anécdotas: el 2006 tuve la oportunidad de viajar a México, específicamente a Chichén Itzá, donde conocí algunos de los principales legados mayas. Mientras el guía nos explicaba la historia del Castillo de Kukulcán,
una turista le hizo la famosa pregunta sobre 2012. El guía, sin
dudarlo, le dio a grandes rasgos las mismas explicaciones que he
expresado aquí, tal vez "echando por tierra" las ilusiones a
esa turista, pero siendo honesto con lo que objetivamente sabemos sobre
esta cultura y sin aprovecharse de la fama de 2012 que bien puede
significar... ¡más turistas!. Fue una actitud loable, y resume
perfectamente lo que intento transmitir: que los mayas merecen un mejor
reconocimiento que ser relegados a la agenda de inescrupulosos
charlatanes del apocalipsis. Merecen ser reconocidos como un ejemplo de
la constancia y rigurosidad que definen al prestigioso quehacer
científico.