sábado, 15 de diciembre de 2012

Honduras, epicentro del Universo

  

 Honduras, epicentro del Universo

Por: Segisfredo Infante
Filósofos y teólogos importantes han identificado al “Hombre” como “rey de la creación”. De ahí puede derivarse la genial idea que el centro del Universo es aquel que podría estar ocupado por cualquier inteligencia racional, de cualquier galaxia, instalado en la conocida esfera de Blaise Pascal, “cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna.” He aquí la introducción para las posibles indagaciones acerca del lugar que ocuparía Honduras en las coordenadas universales, desde los saberes populares y científicos sobre el bien, la ambigüedad o el mal. Lo cual dependería de la agudeza de las percepciones y de la capacidad de lectura de los sujetos pensantes, de por aquí y de por allá, que hayan aprendido a lanzar miradas abarcadoras sobre los diversos escondrijos del plantea. En todo caso pareciera necesitarse de un nuevo tipo de lector profundo; o por lo menos perspicaz.
Por de pronto Honduras ha traspasado las fronteras nacionales como el lugar en donde ocurren sucesos horrendos. Ya desde mediados de los años setentas el nombre de nuestro país se había hecho famoso por asesinar y enterrar a las personas en los pozos de malacate. Hoy alcanzamos alturas de pésima fama por las tragedias repetidas en los centros penitenciarios y los crímenes de cada semana. A tal grado que ya se ha olvidado que en este país nacieron José Cecilio Díaz del Valle y Rafael Heliodoro Valle, para sólo recordar dos nombres insignes. El primero de estos personajes, según el hondureño Ramón Oquelí y el historiador guatemalteco Mario García Laguardia, es el centroamericano más ilustrado que tuvo “mayores ambiciones intelectuales” en todo el continente americano, en los comienzos del siglo diecinueve. Y el segundo, es decir el poeta Heliodoro, fue el periodista más conocido en México y en toda Hispanoamérica, a mediados del siglo veinte. Que conste que a algunos políticos y supuestos educadores hondureños se les olvida, con asombrosa facilidad, la existencia de aquellos hondureños ejemplares.
La primera objeción que se podría levantar en contra de nuestra propuesta exhibiendo, quizás, altanería, realismo y ridiculez, es que Honduras es un país altamente violento, geográficamente pequeño y con una capacidad productiva insignificante. La segunda objeción, con más sentido que la anterior, es que la actual clase dirigente hondureña es caótica, incoherente, insensible, acomplejada, mal hablada y con escaso sentido de nacionalidad. Habría otras objeciones para otros momentos de mayor extensión discursiva. Ante la primera réplica estaríamos en la obligación de recordar que en pequeñas porciones geográficas del mundo ya han existido, pese a las adversidades, potencias mundiales, ya sea desde el punto de vista cultural, económico, científico, literario o tecnológico. Algunos de los nombres imborrables son naciones físicamente pequeñas como Grecia, la ciudad-puerto de Alejandría, Bizancio, Holanda, Inglaterra, Japón e inclusive Suiza, cuyas historias, artes, ciencias, manufacturas y pensamientos, han incidido en el resto de la producción material y espiritual de la humanidad. Habría que recordar, además, que las primeras civilizaciones y culturas de trascendencia universal se localizaron en las pequeñas ciudades-Estados del Cercano Oriente. Y que la refinada civilización maya-copaneca estuvo situada dentro de lo que hoy es el occidente de Honduras.
Nada se pierde con imaginar que algún día lejano nuestro país podría convertirse en un epicentro telúrico, pacífico y positivo, de alcances universales. Hay algunas ventajas geográficas y climatológicas, y algunos repuntes intelectuales que llevan a esbozar esta hipótesis cargada de prospectivismo de largo plazo. Naturalmente que se necesitaría, como dijimos en el primer párrafo, el aparecimiento de un nuevo tipo de lector y productor de ideas, poseído del espíritu de perspicacia, profundidad, seriedad e imaginación, ya sea en los terrenos de la filosofía, la economía, la ciencia y la literatura, en tanto que hoy por hoy da mucha pena observar la proliferación de seres humanos ensoberbecidos que se han convertido en máquinas automáticas reproductoras, sin ningún discernimiento individual o colectivo, de todo aquello que se produce en toneladas en otros espacios del mundo.
Es verdad que hoy Honduras medio pesa. Pero pesa por sus cosas negativas y por el contingente de guasones y difamadores descubiertos, en los comienzos del siglo veinte, por los escritores Froylán Turcios y Paulino Valladares, quienes a pesar de sus grandes diferencias descubrieron que aquí abundan los que se burlan de todo sin hacer aportaciones. Pero también Honduras pesa por sus enormes potencialidades para el desarrollo integral.
Nosotros hilvanamos esta propuesta imaginativa de una Honduras instalada en el centro positivo e irradiante del Universo, sin importar para nada que otros adopten la misma idea, sin siquiera citar la fuente intelectual que se las haya proveído. De todos modos esto mismo ha venido ocurriendo en los últimos veinte años, porque hay gente que ha escalado altas posiciones tomando nuestras propuestas. Nuestra hipótesis ha sido hilvanada desde la pura racionalidad intelectual. Con nada de esoterismos improvisados.

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